En 2022 fue el 50º aniversario de La Hulotte

Lo rememoramos con un artículo sobre Pierre Déom, padre de la criatura

En enero de 2022, la revista francesa La Hulotte, creada por Pierre Déom, cumplió 50 años. Su versión en español, El Cárabo, no le va muy a la zaga, pues celebra su cuadragésimo aniversario en este mismo mes de septiembre.Para comemorarlo publicamos este artículo en la revista Quercus.

https://www.revistaquercus.es/noticia/8300/articulos/pierre-deom-50-anos-divulgando-la-naturaleza.htmlhttps://www.revistaquercus.es/noticia/8300/articulos/pierre-deom-50-anos-divulgando-la-naturaleza.html

Pierre Déom es un hombre libre, integrado en la vida silvestre que le rodea. Su secreto: mantener la fascinación de un niño al descubrir y captar las maravillas de la naturaleza, renovándola cada día, como si fuera la primera vez. Mantiene la humildad y el estado de gracia que da no perder la inocencia. Se escapó a la naturaleza hace cincuenta años. No ha vuelto a salir de ella, ni física ni mentalmente. Este explorador lleva medio siglo viviendo las aventuras más apasionantes e insólitas, huido de la civilización, concentrado en descubrir la vida salvaje.

Explorador de distancias cortas

Desde 1972 se dedica a comunicar a los demás las maravillas de la fauna y la flora que el común de los humanos nunca vemos. No por ser difícil y costoso llegar hasta donde él viaja. Qué va. En absoluto. No nos pone los dientes largos, retransmitiendo historias espectaculares desde el Serengueti, el Amazonas, las Galápagos, Yellowstone o el Okavango. Este naturalista es un explorador de distancias cortas. Viaja por el mundo interior, el propio del ensimismado en lo iinvisible.

Viaje por el mundo del conocimiento

Pierre Déom viaja, sobre todo, por el mundo del conocimiento, el de las publicaciones y las separatas científicas, desvelando y traduciendo a un lenguaje ameno los últimos descubrimientos, sintetizando datos obtenidos en pacientes observaciones y experimentos por científicos que dedican su vida a investigar una especie o un proceso ecológico. Finalmente, también recorre físicamente el territorio que le rodea, se patea el campo (más por oxigenar la mente –asegura él– y disfrutar cada día del aire fresco de la mañana), antes de sentarse a leer y dibujar pacientemente cada uno de los temas que divulga. Veinte metros de un viejo tronco seco, caído en el bosque, pueden suponerle “un recorrido de varios meses” tanto de lecturas como de observación minuciosa con su lupa.

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